Con los resultados que tenemos hasta la fecha podemos concluir que las nuevas prácticas de manejo de la dehesa, como el pastoreo rotacional o la siembra de leguminosas tiene efectos muy positivos a nivel productivo y ecológico, al contrario que el abandono del pastoreo.
También hemos estado observando el efecto que tiene el arbolado en estos ecosistemas, ya que en varias fincas se tomaron datos bajo la copa de los árboles. Hemos observado que los árboles aumentan el carbono y la fertilidad del suelo, la calidad del pasto y la biodiversidad en las parcelas.
Respecto a la biodiversidad, además del número de especies de plantas en cada parcela y también hemos observado cuanto de distintas son esas plantas entre si según varios rasgos de sus hojas y raíces. Mayor diversidad de especies y rasgos suele aumentar la resiliencia y eficiencia del ecosistema
En este caso observamos que el pastoreo rotacional aumentaba el carbono asociado a minerales en el suelo (el más estable y resistente a cambios ambientales). Mientras que el abandono reducía el carbono particulado. Cabe destaca que el carbono del suelo es vital para su fertilidad.
En cuanto al carbono orgánico del suelo, este se puede dividir en dos tipos: el particulado, que son pequeños fragmentos de plantas o fauna, y el carbono asociado a minerales, que es materia orgánica más descompuesta que queda unida a los minerales del suelo. Este último es muy estable.
Las cámaras de flujo miden, en tiempo real, el CO2 que entra al ecosistema (mediante la fotosíntesis) y el CO2 que sale, por la respiración de las plantas y los organismos del suelo. El balance de ambos (el carbono secuestrado) resultó ser mayor en las parcelas de pastoreo rotacional.
El potencial para el secuestro de carbono, es decir, cuanto CO2 de la atmósfera es capaz de absorber el ecosistema y guardar de forma relativamente estable, se evaluó en las parcelas mediante dos metodologías: con cámaras de flujos y con muestras de carbono orgánico del suelo.
La calidad del pasto (o dicho llanamente, cuanto engorda) se midió con varios indicadores como el contenido en fibras o en nitrógeno (muy ligado a la cantidad de proteínas) y resulto ser mayor en los pastos sembrados con leguminosas comparado con el resto de manejos.
Por otro lado, en las parcelas abandonadas (sin animales) la producción vegetal era muy parecida o ligeramente menor que en el pastoreo continuo convencional. Esto resalta la importancia del ganado en este ecosistema, que, por ejemplo, elimina la materia vegetal seca que sombrea a la verde.
En varios puntos de las parcelas instalamos jaulas de exclusión (evitan que los animales se coman el pasto) para evaluar la producción anual de pasto (durante 3 años). Descubrimos que la siembra de leguminosas y el pastoreo rotacional eran los manejos mas productivos, independientemente del clima
Para ello hemos contado una red de 9 fincas ganaderas de dehesa, distribuidas en un gradiente climático, desde Salamanca a Badajoz. En cada finca disponíamos parcelas bajo pastoreo continuo convencional, pastoreo rotacional, sembradas con leguminosas o abandonadas desde hace tiempo.
El objetivo de mi tesis es analizar el efecto de estos distintos tipos de manejo sobre variables productivas (producción y calidad del pasto) y ecológicas (secuestro de carbono, biodiversidad) en la dehesa. Así como evaluar su capacidad de adaptación al cambio climático.
Estas nuevas prácticas se plantean como una mejora del manejo convencional de las dehesas, que sería el pastoreo continuo, donde los animales pastan libremente en grandes parcelas (>50 ha) de pastos naturales y son suplementados con pienso y paja en las épocas sin pasto (invierno y verano)
El pastoreo rotacional consiste en la rotación de los rebaños por parcelas pequeñas, de manera que cada parcela se somete a una alta densidad de ganado durante poco tiempo, descansando el resto del año. Esto imita el movimiento de los grandes rebaños de herbívoros salvajes en la naturaleza
La siembra de leguminosas en el pasto incluye semillas de multitud de especies de dicha familia, como los tréboles. Estos, en simbiosis con unas bacterias, tienen la capacidad de transformar el nitrógeno del aire en nitrógeno accesible para las plantas, “fertilizando” así el suelo.
Sin embargo, en los últimos años algunas nuevas propuestas en el manejo de las dehesas han ido ganando peso y prometen un incremento en la producción sin generar impactos negativos en otros aspectos ecológicos del sistema. Hablo del pastoreo rotacional o la siembra de mezclas de leguminosas…
Esta baja rentabilidad condiciona que muchas explotaciones se hayan abandonado en los últimos años, mientras que otras han sido sobre-pastoreadas en busca de mayor producción. Ambas tendencias amenazan la sostenibilidad de este ecosistema.
La mayoría de las dehesas se han desarrollado en terrenos marginales de suelos pobres poco aptos para la agricultura y en general poco productivos. En la foto se puede ver (dentro de la jaula) el pasto producido a lo largo de todo un año en una de las parcelas que estudiamos en mi tesis
La dehesa alberga una gran diversidad de especies animales y vegetales, y constituye, además, el principal entorno para la ganadería extensiva en España, ocupando un territorio de unas 3 millones de hectáreas. Sin embargo, la competitividad de su producción en mercado global es relativamente baja…