Hay que cargar las tintas de esa épica; de la inteligencia deslumbrante de Jenner o el heroísmo de la Expedición Balmis. O, pensando en los terraplanistas, en la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. Resignificarla. Ensalzarla en términos no nacionalistas, sino humanistas.
Pero, más allá de burlarnos de los cucubananas, no estamos dando esa batalla. Pensamos que son cuatro aventados y que no hace falta darla; lo pensamos igual que creemos que seguimos para casi todo en el mundo de hace veinte o treinta años. Ese mundo ya no existe. Y no son cuatro, son muchísimos.
Yo, últimamente, ya no sé por dónde me van a venir las hostias a este respecto. Ya no hay espacios de confianza, de seguridad en que estás hablando con personas racionales. De repente te encuentras discutiendo los mínimos de la razón con la gente de la que menos lo esperarías.
Una serie de experiencias recientes que me han demostrado que estamos incluso peor de lo que parece me llevan a pensar en lo crucial que es que demos una gran batalla por la ciencia. Por las vacunas, por la lógica, y hasta por la Tierra redonda. Nos va —literalmente— la vida en ello.
Dicen aquí que 'La bandera en la cumbre' que, «si la lectura de un libro se pudiera comparar con la ascensión de una montaña, esta cordada, aunque larga y técnica, se hace increíblemente amena». Muchas gracias a @lasexta.bsky.social. www.lasexta.com/ahoraqueleo/...
A veces, en discusiones con otros izquierdistas por algún tema divisivo, te espetan eso de: «¡Seguiremos discutiéndolo en el campo de concentración!». Pero ¿será así? ¿Tan seguros estamos de que el fascismo no nos captará? De ello escribo en @publico.es. www.publico.es/opinion/colu...
Lo siento sin dolor, con tranquilidad. Lo hago porque me gusta y me apetece hacerlo y porque, si equis personas compran tu libro o leen tu columna y les entretiene un rato o aprenden algo con él/ella, ya está bien. Pero ¿importante, crucial, algo que cambia el mundo? Anda ya.
Me hacen gracia esas invocaciones que tanto nos gusta hacer a la gente de la cultura, sobre la importancia enorme de lo que hacemos. La poesía cargada de futuro, «sin música el mundo sería un error», etcétera. Yo siento que todo lo que hago es perfectamente inútil y prescindible.
Ayer en la librería. Una señora mayor pregunta por «el libro de Mario Conde». Le interesa mucho el estoicismo, dice. No tienen nada de Mario Conde. Está en el escaparate, dice. Van a mirar. El libro era de Pedro J. Ramírez. Se lo compra. «A este se lo quitaron del medio por decir la verdad», dice.
Me topé una concentración proisraelí en la Escandalera, en Oviedo. Banderas israelíes, una de España, otra de Asturias, una arcoíris con una estrella de David blanca, cuatro gatos, mucha policía, nadie haciendo aprecio, uno de los cuatro gatos era Javier Jové, diputado autonómico de Vox.
Entre demoliciones, recrecidos y otras perpetraciones, el edificidio que se está perpetrando en Gijón empieza a ser muy obsceno. Hay que salvar el Garaje Asturias. Hay maneras: www.nortes.me/2025/10/06/g...
Me gusta mucho charlar con Olga Blázquez sobre mis libros de montaña, porque no es ni tópica, ni complaciente, sino dialogante de verdad: me plantea lo que le gusta y lo que no. Hoy conversamos en @nortes1.bsky.social sobre 'La bandera en la cumbre'. www.nortes.me/2025/10/06/h...
La cultura puede ser una forma refinada de la barbarie; y la memoria, una forma socorrida del rencor, o una excusa para la maldad. Y para horrorizarse por la destrucción de Gaza no hace falta saber leer, ni acordarse de nada más.
Que nos preguntemos cómo un país judío puede perpetrar un genocidio es, en realidad, igual de tonto que cuando se preguntaban cómo pudo perpetrar uno el país de Goethe y de Beethoven. Tan absurdo es atribuirle un poder salvífico a la cultura como atribuírselo a la memoria.
He disfrutado mucho este libro que se lee rápido, a pesar de su grosor, porque Josephine Quinn tiene esa difícil habilidad de amalgamar lo erudito y lo emocionante. Una historia distinta y mestiza de Occidente, contra la herencia decimonónica del «pensamiento civilizatorio».
Llevaba pendiente demasiado tiempo y me lo leí ayer en el tren, del tirón. Ya no descubro América, pero qué libro importante y hermoso, en lo temático y lo estilístico; lleno de horror y ternura, angustia y esperanza; un libro bello y terrible sobre la complejidad de lo humano.
Esta mañana me entrevistaron en Les Regles del Joc, un podcast sobre geopolítica e historia. Álvaro Blanco y yo tuvimos una conversación muy animada sobre 'La bandera en la cumbre' y política en las montañas. open.spotify.com/episode/7jxz...
Y eso mientras Cristina Fallarás recibe una avalancha de amenazas de muerte ultraderechistas, en el enésimo ejemplo de que, mientras estos pollaviejas lloriquean oran en prime time, las CONSECUENCIAS siguen sufriéndolas los mismos y las mismas de siempre.
Este clip quintaesencia bien el ridículo de estos llorones. Yuste repite que hay que ser valiente y hablar, pero... no habla. Son todo alusiones nebulosas, dejares caer, yasabesdeloquetehablos. Dice que hablar tiene consecuencias, pero no menciona una sola consecuencia (¿igual porque no las hay?).
Posiblemente el sketch más gracioso que han hecho nunca:
Cómicos hablando contra el Gobierno diciendo que no se puede decir nada contra el Gobierno desde una TV pública pagada por las madrileñas y madrileños.