¿Cómo he acabado analizando titulares de Ayuso? No preguntéis, os lo ruego.

🤪

O quizás es el mejor ejemplo del “no estado” que tanto enarbolan los anarcocapitalistas.

Haití.

Sobrevaloráis mi inteligencia y mi capacidad. 😂

Pero me ha quedado una presentación. 🤌🏼

😒

“Ohhh, Mickey, ¡cómo lo sabes!”.

Moraleja: no hay moraleja, ninio. Solo una presentación que podría haberme ahorrado en diciembre.

—Eh… hola… mira…
—Sobre el trabajo, ¿no?

No sé qué envolvente me hizo el tío, pero toda mi asertividad se evaporó. No fui capaz. Volví a mi asiento mientras mi compañera, que me vio la cara, me pregunta si me he librado del trabajo… y se pone a reír como una hiena. Risa hasta con hipo.

Llega el martes siguiente. Estoy preparadísima para decirle: “Oye, perdona, creo que ha habido una confusión…”. Voy mentalizada, fuerte, como una heroína de una tragedia griega a punto de enfrentarse a su destino. Me acerco a la mesa con decisión. Nunca he tenido esa decisión, pero hoy es el día.

Lo abro por puro FOMO y cotilleo. ¿Y sabéis qué nombre aparece?

El mío, claro.

Esto tiene que ser un error. Decido que el próximo día le diré que se ha confundido y que yo no quería presentar.

Todo perfecto: me da el visto bueno y tan contentos. Se ve que no le habían llegado muchos correos.

Yo me despreocupo… hasta que días después cuelga un Word con las fechas de quienes quieren hacer la presentación.

Como soy una nervios, mucho antes del 13 de octubre ya tenía una idea súper detallada del trabajo. La envié por si acaso me la tiraba; así podía ir planificando antes de quedar sepultada por todo lo demás. Ni se me ocurrió mencionar lo de hacer presentación para subir nota: masoquismos, los justos.

📌

Mis PowerPoints siempre fueron muxo texto.