La religión como identidad política: el código de Camaldoli
Enric Juliana No sé si es posible imaginar a Henry Kissinger con una cruz de ceniza en la frente durante una entrevista en televisión sobre su primer viaje a Pekín en 1972 para estrechar lazos con la República Popular China. En la frente del más inteligente, glacial y descarnado exponente del realismo político esa cruz habría sido terrorífica. También es difícil imaginar ese signo en la frente de los hombres y mujeres que sucedieron a Kissinger en los últimos cuarenta y ocho años: Cyrus Vance, Warren Christopher, Madeleine Albright, Alexander Haig, George Shultz, James Baker, Colin Powell, Condolezza Rice, Hillary Clinton, John Kerry, Mike Pompeo, Anthony Blinken… La mayoría de ellos tenían convicciones religiosas pero nunca acudieron a un plató de televisión