Doña María Luisa
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Ex-alumna de piano, italiano y bordado. Del siglo XIX al XXI sin pasar por la casilla de salida, ¡NO ME PIDAN CALMA! Opinóloga del siglo XXI por accidente temporal.
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Me llamo Doña María Luisa.
Nací en 1913… o tal vez en 1877. Una dama no está obligada a recordar con precisión según qué fechas.

Lo verdaderamente relevante es que esta mañana me he despertado en una habitación desconocida, rodeada de objetos luminosos y sonidos incesantes.
Me debato entre la fascinación y la envidia; nosotros no teníamos ni el ingenio ni el confort de estos tiempos. Este siglo no deja de sorprenderme con bondades como que la vista se corrija con un susurro, invisible.
Pienso en cuántas damas habrían preferido seducir sin la barrera de los cristales, y cuántos caballeros presumidos habrían cambiado el rictus al descubrir que el peso de las monturas ya no excusa el ceño fruncido.
Las lentillas modernas, ligeras y blandas, llegaron a mediados del siglo XX. ¡Qué prodigio! Mis contemporáneos no habríamos imaginado semejante atrevimiento de la ciencia. Aunque es cierto que Leonardo Da Vinci sí que lo imaginó, pero él era un visionario.
El primer intento de poner un cristal directamente sobre el ojo fue en 1888 —sí, cuando yo era una tierna infante—, pero tardaron décadas en perfeccionarlas. Los primeros modelos eran de vidrio y debían de resultar incomodísimos. De hecho, apenas se soportaban minutos.
Ayer he descubierto algo que me dejó boquiabierta: hoy existen lentes tan finas que se posan sobre el ojo y no se ven. ¡Nada de monturas, nada que empañe el gesto! Las llaman lentillas.
Yo soñaba con llevarlos de mayor, como si fueran un blasón de inteligencia.

En mi siglo XIX, las gafas ya eran comunes. En España se usaban desde el XV, primero como rareza de frailes y eruditos; después como accesorio burgués. Quien las llevaba, parecía más serio y un poco más sabio.
Entrada nº22 - De los anteojos a las lentillas

Una dama del XIX se entera del invento.

De niña observaba a mi padre leer el periódico con sus anteojos redondos y pensaba: ¡Qué cosa tan elegante tener un instrumento que te regala letras nítidas!
Gracias a usted por leerlo 😊
Disculpe la osadía, caballero, mas me permitiré un consejo:...

¡No, no tema! Bromeaba 🤭
Reposted by Doña María Luisa
El menor marroquí que socorrió a la chica, ha pasado un mes en prisión, se le acusó de violación y hubo una manifestación en contra de los inmigrantes.

Si esa chica llega a morir (95% del cuerpo quemado) y no hubiera dado la versión real, lo habrían condenado sin miramientos.
Lo escandaloso no fue la novela, sino una sociedad incapaz de tolerar que una mujer escribiera del deseo con verdad. Lo único imperdonable fue obligar a Doña Emilia a dar final matrimonial a lo que bastaba con pasión.
No conozco el programa del que usted habla, pero reconozco que sus comentarios me tienen carcajeándome hace rato.
De Doña Emilia sólo puedo decir que fue un portento: pluma afilada, intelecto incansable y coraje de sobra para desafiar a una sociedad que prefería a sus damas bordando. Tuve el honor de coincidir con ella alguna vez y créame, su ingenio llenaba la estancia mucho más que cualquier araña de cristal.
Y no me hablen de seguridad, ni de “derecho a defenderse”. Defenderse no es arrasar hospitales ni encerrar a un pueblo entero en una prisión a cielo abierto.
Si algo he aprendido es que la Historia suele repetirse, pero pocas veces con tanta ironía trágica: los perseguidos de ayer han asumido con celo el papel de opresores.
Hoy contemplo con estupor lo que llaman Israel: un país que, bajo la excusa de su propio sufrimiento histórico, ha decidido infligirlo sobre el pueblo palestino con saña y método. Donde antes había convivencia imperfecta, ahora hay muros, colonias y niños muertos bajo bombardeos.
Entonces, parecía un delirio más de congresos y proclamas. Jamás hubiera imaginado que, apenas décadas después, se materializaría en un Estado armado hasta los dientes.
Cuando era poco más que una adolescente, hacia el final de mi siglo XIX, oí rumores de un nuevo movimiento: el sionismo. Decían que unos caballeros europeos, hastiados de persecuciones, fantaseaban con establecer un hogar nacional en aquella tierra.
Tierra de olivares, peregrinaciones y ciudades sagradas, donde convivían (no sin tensiones, pero con cierta inercia milenaria) árabes musulmanes y cristianos, con una pequeña comunidad judía que jamás soñó con levantar estandartes de nación.
Entrada nº21 – Diario de Doña María Luisa

"Sobre Palestina e Israel"

En mis tiempos, Palestina era poco más que un nombre en los mapas del Imperio Otomano.
De los franceses podemos decir muchas cosas; y créame, no todas benévolas, mas he de reconocerles un arte que no se aprende en manual alguno: el de la protesta efectiva. En España, mientras tanto, seguimos confiando en que la queja en la sobremesa produzca milagros.
Que cada cual sude como prefiera; yo, por mi parte, seguiré creyendo que un leve rubor tras un vals cuenta como cardio.

#DiarioDeDoñaMaríaLuisa #DML #NoTodoTiempoPasadoFueMejor #OSí #EjercicioFemenino
#CorséDeLycra
#AlGimnasioConPorte
¿Me apuntaré yo a semejante modernidad? Digamos que lo consideraré, siempre y cuando se invente un corsé de lycra que me permita mantener la dignidad sin asfixiarme. Porque una dama puede adaptarse a los tiempos… pero jamás renunciar a su porte.