Reyes sin corona en The Game Awards: De Bloodborne a RDR2, los grandes olvidados que 'perdieron' el GOTY
Un viaje por la historia de los juegazos sin corona en The Game Awards: derrotas sonadas, polémicas y GOTY morales para la comunidad gamer del mundo
Cada año, The Game Awards coronan a un Juego del Año (GOTY), pero tras bambalinas quedan títulos aclamados que, pese a su grandeza, se fueron a casa sin el trofeo. Desde la creación de estos premios en 2014, la contienda por el GOTY ha dejado momentos de sorpresa, debates apasionados y hasta polémicas. En este reportaje repasamos la historia de esos juegazos que perdieron el GOTY en The Game Awards, reviviendo la recepción crítica, lo que opinaban los fans, sus logros en narrativa y diseño, y cómo algunos ni siquiera llegaron a ser nominados pese al clamor popular.
2014 Un inicio inesperado: 'Dragon Age' y la sorpresa de 'Bayonetta 2'
La gala inaugural de The Game Awards en 2014 tuvo un desenlace sorprendente. Dragon Age: Inquisition (BioWare) se alzó como Juego del Año, imponiéndose a pesos pesados como Bayonetta 2, Dark Souls II, Hearthstone y La Tierra Media: sombras de Mordor. La prensa especializada reconoció la ambición épica de Inquisition, un RPG occidental de mundo abierto con narrativa ramificada. Sin embargo, muchos fans no esperaban que derrotara a laa secuela de Bayonetta, el frenético hack and slash de PlatinumGames aclamado por su impecable diseño de combates y estilo (91 de media en Metacritic, uno de los más altos del año). De hecho, tras la gala, algunos medoos preguntaron a sus lectores ¿Acertaron los votantes? al elegir a Dragon Age.
La recepción crítica de Inquisition fue positiva pero no unánime: el juego tenía un vasto mundo y sólida historia, aunque con algunos altibajos en ritmo. Por otro lado, Bayonetta 2 deslumbró con su acción y narrativa original, ganándose el corazón de los jugadores de Wii U. Sombras de Mordor, con su innovador sistema Némesis, también sonaba como favorito en círculos gamer por ofrecer algo dierente en cuanto diseño. Aquel año inaugural dejó claro que la decisión del jurado podía no coincidir con las pasiones de la comunidad Dragon Age fue la elección oficial, pero muchos consideran al juego de la bruja el verdadero GOTY de 2014.
2015 El brujo arrasa, pero la sangre de Yharnam clama
El 2015 vio un GOTY más consensuado: The Witcher 3: Wild Hunt se llevó el premio a Juego del Año, consolidándose como un fenómeno crítico y comercial. El ambicioso RPG de mundo abierto de CD Projekt Red lideró las nominaciones con siete menciones y efectivamente cumplió los pronósticos al triunfar en la gala. Su narrativa oscura y ramificada, la calidad de sus misiones y la profundidad de su mundo lo convirtieron en un ganador indiscutible en ojos de la prensa y buena parte del público. Pero la competencia ese año fue feroz, y dejó varios juegazo como perdedores.
Entre los nominados derrotados destacaron Bloodborne y Metal Gear Solid V: The Phantom Pain. El primero, la obra gótica de FromSoftware, enamoró a críticos y jugadores con su atmósfera tenebrosa y diseño de niveles interconectado, redefiniendo el género soulslike. Muchos fans lo consideran la joya de 2015 por encima incluso de Witcher 3, gracias a su desafiante jugabilidad y narrativa ambiental intrigante. La última colaboración entre Hideo Kojima y Konami, por su parte, ofreció un gameplay de sigilo y acción prácticamente perfecto y un diseño de mundo abierto innovador. Kojima logró una jugabilidad sobresaliente, pero la historia inconclusa (marcada por conflictos con Konami) quizá le restó puntos para el jurado.
No faltó debate en foros: La crítica elogió a Geralt de Rivia y compañía por su épica narrativa de fantasía madura, pero en las comunidades de jugadores, la pesadilla de Yharnam seguía vivísima en la memoria colectiva. A fin de cuentas, 2015 será recordado como el año en que The Witcher 3 dominó los premios mientras Bloodborne se convirtió en un GOTY moral para legiones de fans y Metal Gear V fue celebrado por su diseño a pesar de quedarse sin el galardón principal.
2016 'Overwatch' contra 'Uncharted 4': un multijugador sorprende al mundo
El 2016 trajo uno de los resultados más debatidos de The Game Awards. Overwatch, el hero shooter multijugador de Blizzard, se coronó Juego del Año superando a candidatos fuertemente narrativos como Uncharted 4: el desenlace del ladrón. Fue la primera vez que un título puramente en línea y sin modo historia tradicional ganaba el máximo premio, lo cual tomó a muchos por sorpresa. Overwatch arrasó con cuatro galardones en la gala (incluyendo Mejor Juego de Acción), mientras Uncharted 4 había llegado como el juego más nominado (ocho candidaturas). La victoria del shooter dejó a Naughty Dog y a su emotiva despedida de Nathan Drake como un notable rey sin corona de ese año.
Lo cierto es que el título de Blizzard fue elogiado por su diseño de juego, aua carismáticos personajes y por redefinir el género de disparos en equipo. Su impacto cultural fue tal que revitalizó la escena eSport y acumuló millones de jugadores activos. En cambio, la secuela de Nathan Drake ofrecía un cierre cinematográfico a la saga de aventuras, con una narrativa digna de Hollywood y gráficos de infarto en PS4. Muchos críticos lo consideraron el mejor Uncharted por su madurez y espectacularidad, y ganó categorías como Mejor Narrativa ese año. Por eso, cuando el multijugador se llevó el GOTY, algunos aficionados mostraron desacuerdo: ¿Cómo un juego sin historia vence a una obra maestra narrativa?, se leía en redes y comentarios.
Otros nominados de 2016 incluyeron a DOOM (2016), revival frenético de la mítica franquicia de FPS, Inside, una experiencia indie artística y sombría, y Titanfall 2, un shooter que tuvop una campaña muy aclamada. Todos ellos quedaron opacados por la guerra entre los dos titanes. Viéndolo en retrospectiva, 2016 demostró la apertura de The Game Awards a premiar distintos tipos de excelencia al incluir el multijugador.
2017 La leyenda de Zelda eclipsa a 'Horizon' y 'Persona'
El año 2017 será por siempre recordado por The Legend of Zelda: Breath of the Wild, el título de Nintendo que revolucionó el concepto de mundo abierto y que efectivamente ganó el GOTY en The Game Awards. Link consiguió la espada maestra de los premios gracias a una recepción crítica perfecta, con numerosos diez sobre diez, elogiando su libertad de exploración y físicas. Sin embargo, esa gala tuvo nominados excepcionalmente fuertes: Horizon: Zero Dawn y Persona 5.
El primer título, creado por Guerrilla Games, maravilló a la crítica con su mezcla de ciencia ficción y ambientación postapocalíptica poblada de máquinas colosales. La historia de Aloy, una paria convertida en heroína, ofreció una narrativa fresca y emotiva. Además, su diseño visual entornos exuberantes y criaturas robóticas detalladas dejó boquiabiertos a jugadores y expertos. Muchos pensaban que tenía méritos de sobra para ser Juego del Año en casi cualquier edición
pero le tocó competir contra un Zelda legendario. A pesar de ganar premios en otros eventos, en TGA 2017 Horizon vio escaparse la corona ante Link y su Hyrule reinventada.
Por otro lado, Persona 5 representó a los JRPG con estilo propio: su estética comiquera, narrativa juvenil sobre rebeldía y su elaborada mecánica de combate por turnos conquistaron a una base de fans apasionados. Fue nominado a GOTY (algo histórico para un JRPG tradicional) y ganó en la categoría de Mejor RPG. Aún así, a la hora del gran galardón, se quedó corto frente a la aventura de Zelda. Fans del juego de Atlus manifestaron que Joker y los Phantom Thieves merecían robarse el GOTY, y hasta hoy es citado como uno de los juegos más influyentes de su generación pese a no haber obtenido el premio principal.
El quinteto de nominados 2017 lo completaron Super Mario Odyssey, una oda a la diversión plataformera que en cualquier otro año podría haber sido GOTY, y PlayerUnknowns Battlegrounds (PUBG), cuyo solo hecho de estar nominado generó debate al ser un battle royale multijugador en acceso anticipado. En suma, 2017 fue un año estelar donde Breath of the Wild reinó, pero dejando a sus espaldas una estela de juegazos.
2018 Duelo de titanes: 'God of War' vence por la mínima a 'Red Dead Redemption 2'
Si hubo un año en que dos gigantes chocaron frente a frente, ese fue 2018. La contienda por el GOTY se planteó principalmente entre God of War (Santa Monica Studio) y Red Dead Redemption 2 (Rockstar Games), dos títulos colosales que acapararon nominaciones y premios por doquier. Finalmente, fue el dios de la guerra quien se llevó el Juego del Año en The Game Awards, dando la sorpresa ante muchos que apostaban por la secuela de Arthur Morgan.
¿Por qué fue tan reñido? Red Dead Redemption 2 ofreció una narrativa madura, trágica y profundamente emotiva sobre el ocaso de los forajidos, con un realismo en diseño de mundo sin precedentes. La crítica lo colmó de elogios y llegó a otorgarle más premios que a ningún otro en la gala (RDR2 ganó en categorías como Mejor Narrativa, Mejor Banda Sonora y Mejor Diseño de Audio, sumando cuatro galardones). Muchos asumían que ese nivel de reconocimiento se coronaría con el GOTY.
Del otro lado, God of War (2018) reinventó una franquicia. El estudio de Cory Barlog cambió la mitología griega por la nórdica y mostró a un Kratos más profundo, como padre de Atreus, en un viaje íntimo sin perder la espectacularidad. Su diseño de niveles interconectado al estilo metroidvania, el combate visceral pero estratégico, y una presentación cinematográfica impecable le ganaron el aplauso unánime de la prensa. Así, lideró junto a RDR2 las nominaciones de 2018 y se llevó premios importantes como Mejor Dirección. Al final, su nombre fue el anunciado como Juego del Año, provocando sorpresa en algunos sectores.
Los fans de Rockstar argumentaban que el título de a compañia había logrado una hazaña técnica y narrativa insuperable ese año una película interactiva del más alto calibre, decían. No obstante, otros aplaudían que la reinvención de Kratos ganara, valorando su ritmo de juego más ajustado (RDR2 fue criticado por ser más lento y demandante en paciencia) y su historia centrada en la relación padre-hijo que emocionó a muchos jugadores.
Marvels Spider-Man, también nominado, quedó opacado en esta batalla de dioses contra vaqueros, pese a ser un superventas y alegrar a fans de Marvel con su narrativa de héroe bien lograda. Asimismo, una rareza: Celeste, un desafiante juego indie de plataformas, logró colarse en la lista de nominados GOTY, demostrando que incluso en un año de producciones gigantescas, había espacio para una experiencia de autor.
2019 'Sekiro' da la sorpresa ante el fenómeno 'Death Stranding'
El GOTY de 2019 fue, en palabras de medios internacionales, una sorpresa. Contra varios pronósticos, Sekiro: Shadows Die Twice (FromSoftware) ganó el Juego del Año, venciendo a favoritos de la conversación como Death Stranding y Resident Evil 2 (remake). La reacción inicial de muchos fue de asombro: el soulslike era aclamado, sí, pero la primera obra de Kojima en soliario venía con la mayor cantidad de nominaciones (10 en total) y un enorme ruido mediático.
Death Stranding dividió opiniones como pocos juegos: para unos fue una obra de arte única, para otros una experiencia lenta y tediosa. La crítica, en general, valoró su narrativa original sobre la conexión humana en un mundo postapocalíptico, su banda sonora atmosférica y la audacia de su diseño (Kojima creó un género propio que algunos llamaron simulador de caminatas con elementos sociales). Llegó a ganar varios premios esa noche por ejemplo, Mejor Dirección de Juego y Mejor Banda Sonora pero el GOTY se le escapó en favor de Sekiro.
Muchos fans de Kojima expresaron sorpresa e incluso decepción; en redes se comentó que la estrecha amistad entre Geoff Keighley (productor de TGA) y Kojima podría augurar un triunfo eidente, pero finalmente el jurado mostró independencia al elegir a Sekiro. (Cabe destacar que Keighley aclaró públicamente que él no vota en los premios pese a su rol organizativo, para evitar conflictos de interés.)
Por su parte, el juego de FromSoftware fue aplaudido por su diseño de combate exigente y gratificante, llevando la fórmula de los Souls a un Japón feudal fantástico. Su ritmo más rápido y enfoque en la habilidad defensiva (con el icónico sistema de parry) lo hicieron destacar. La crítica elogió su dirección artística y la satisfacción de superar sus desafíos casi imposibles. Aun sin el mismo nivel de ruido que Death Stranding, Sekiro demostró ser merecedor, y su victoria fue celebrada por la comunidad hardcore de jugadores como un reconocimiento a los juegos desafiantes.
Otros nominados de 2019 incluyeron a Control (thriller sobrenatural aclamado por su narrativa surreal), Super Smash Bros. Ultimate (fiesta de crossover de Nintendo) y The Outer Worlds (un RPG espacial satírico). Todos perdieron ante Sekiro, pero especialmente Resident Evil 2 y Death Stranding quedaron como nombres que muchos habrían visto con buenos ojos como GOTY. De hecho, más de uno calificó el resultado como el upset (batacazo) del año, resaltando lo impredecible que puede ser The Game Awards.
2020 La gran polémica: 'The Last of Us Parte II' triunfa mientras el público aclama a 'Ghost of Tsushima'
El 2020 fue un año atípico por la pandemia, pero también uno de los más controvertidos en la historia de los GOTY. The Last of Us: Parte II (Naughty Dog) se alzó con el Juego del Año, cumpliendo con lo que la mayoría de críticos anticipaban dada su lluvia de elogios y 11 nominaciones (récord histórico entonces). Sin embargo, una porción muy vocal de la comunidad no estuvo de acuerdo con este resultado, apoyando en cambio a Ghost of Tsushima como su ganador moral. La división fue tan marcada que en la votación popular (Players Voice), El juego d Sucker Punch Productions arrasó con el 47% de los votos frente al 32% de la secuela de Naughty Dogs. Esta brecha entre jurado y público avivó debates intensos en 2020.
Lo cierto es que las desventuras de Ellie y Joel fue aclamadas por la crítica como un hito en narrativa madura y calidad cinematográfica en videojuegos. Naughty Dog presentó una historia cruda de venganza que tomó riesgos creativos (giros argumentales valientes, cambios de personaje jugable a mitad de camino) que algunos fans amaron y otros odiaron. En lo técnico y en cuanto a diseño, pocos discutían su excelencia: gráficos de siguiente nivel en PS4, animaciones y detalles nunca vistos, y jugabilidad sigilosa tensando los nervios. Esto le valió ganar 7 premios en la gala (el mayor número conseguido por un solo juego hasta entonces), incluyendo Dirección, Narrativa e Interpretación. Para la prensa especializada no hubo dudas de su merecimiento.
Del otro lado, Ghost of Tsushima ofrecía una experiencia más clásica pero igualmente atractiva. Un mundo abierto en el Japón feudal, visualmente deslumbrante, donde los jugadores se sentían dentro de una película de samuráis de Kurosawa. Su historia de honor y sacrificio conctó con muchos jugadores, y su diseño de arte campos de juncos ondeando al viento, bosques de arce rojo sangre dejó postales inolvidables. Aunque la crítica lo calificó muy potitivamente, estuvo un peldaño por debajo de TLOU2 en acumulado de notas. Pero la voz de los fans fue rotunda: Ghost ganó la votación del público en TGA y en redes sociales era aclamado como el verdadero GOTY del pueblo. Para mí, Jin Sakai ganó el año, escribían usuarios en foros, citando cómo el juego los hizo sentirse realmente como un samurái vengador.
Otros nominados de 2020 fueron el indie Hades (otro fuerte candidato, con narrativa mitológica innovadora y diseño roguelike impecable), Doom Eternal, Final Fantasy VII Remake y Animal Crossing: New Horizons. Todos ellos brillaron a su manera durante el año: Hades incluso fue considerado por algunos medios como el mejor juego del año en sus listas personales. La polémica de esta decisión aún resuena: Geoff Keighley, anfitrión de TGA, llegó a comentar sobre la reacción adversa de cierto sector y reiteró la transparencia del proceso. 2020 evidenció como nunca la brecha que puede haber entre crítica y público.
2021 'It Takes Two' da la campanada y la ausencia de 'Forza Horizon 5'
Tras la tormenta de 2020, la edición 2021 de The Game Awards dio otro giro inesperado: It Takes Two, un encantador juego cooperativo de Hazelight Studios, ganó el Juego del Año. Nadie podía calificarlo de inmerecido la crítica adoró este título por su creatividad y su mensaje sobre la colaboración pero sí fue sorpresivo ver a una producción modesta (publicada por EA Originals, dirigida por Josef ¡F*** the Oscars! Fares) imponerse a AAA nominados de renombre como Deathloop o Metroid Dread. Así, este título se convirtió en el caballo negro de 2021 y dejó a varios contendientes pesados como perdedores.
El principal derrotado fue seguramente Deathloop (Arkane Studios), un FPS de bucles temporales, que llegaba con 9 nominaciones liderando la lista de candidatos. Ganó en Mejor Dirección de Juego por su audaz diseño una isla donde el día se repite y el jugador debe asesinar a ocho objetivos rompiendo el ciclo pero no pudo conseguir el GOTY. Algunos esperaban que triunfara por su originalidad y estética retro, pero al final, la obra de Josef Fares robó el show con su cooperativo ingenioso que requería dos jugadores en todo momento y su narrativa sobre un matrimonio en crisis reconectando a través de la fantasía.
Otros nominados fueron Metroid Dread (el aclamado regreso de Samus en scroll lateral), Psychonauts 2 (aventura plataformera repleta de imaginación y gran diseño artístico), Ratchet & Clank: Rift Apart (showcase técnico de PS5) y Resident Evil Village (horror popular con una Lady Dimitrescu inolvidable). Todos perdieron frente a la magia cooperativa de It Takes Two.
Sin embargo, la conversación de 2021 también estuvo marcada por quién faltó entre los nominados. La ausencia más comentada fue la de Forza Horizon 5, un juego de carreras que había sido alabado como el mejor de su género en años. Con un 92 de nota media en Metacritic y considerado por muchos el tope técnico en Xbox Series X, se esperaba verlo compitiendo por Juego del Año. Su ausencia fue una de las más sonadas aquel año, generando polémica sobre si los juegos de conducción son injustamente ignorados en esta categoría.
Medios españoles señalaron que la fecha de lanzamiento (muy cercana a la votación) y cierto sesgo hacia juegos con narrativa podrían haber dejado fuera a Forza. Los fans de la velocidad se quejaron en foros: No nominaron al juego mejor valorado del año porque es de coches, en alusión a un posible prejuicio de los votantes. Geoff Keighley aclaró que simplemente no obtuvo suficientes votos de los jurados, pero la discusión sobre géneros marginados en los GOTY quedó abierta.
2022 'Elden Ring' vs 'God of War Ragnarök': la batalla de los colosos modernos
El año 2022 presentó otra contienda memorable entre dos gigantes de la industria. Por un lado, Elden Ring (FromSoftware), la esperadísima colaboración entre Hidetaka Miyazaki y George R.R. Martin, que tomó el ADN de Dark Souls y lo liberó en un vasto mundo abierto. Por otro lado, God of War Ragnarök (Santa Monica), secuela del ganador de 2018, que amplió la epopeya de Kratos con aún más ambición narrativa y espectacularidad. Ambos juegos dominaron las nominaciones (God of War tuvo 10, Elden Ring 7) y arrasaron en premios. Al final, la obra de Miyazaki se llevó el GOTY en The Game Awards 2022, consolidando a FromSoftware como un estudio capaz de conquistar a crítica y público con su particular fórmula. Sin embargo, Kratos no se fue con las manos vacías: ganó 6 premios durante la gala (el más premiado de la noche en total), lo que hizo aún más notable que no obtuviera el máximo galardón.
La recepción crítica de Elden Ring fue estratosférica, con múltiples dieces elogiando su diseño de mundo magistral y su libertad para resolver retos. Se habló de él como un nuevo estándar para los open world, al eliminar las guías típicas y dejar al jugador la curiosidad como brújula. La narrativa de Elden Ring, al estilo de FromSoftware, era críptica y ambiental, pero su lore fascinante invitaba a la comunidad a teorizar durante horas. En cambio, God of War Ragnarök representaba la cima de la narrativa cinemática: una historia emotiva de padres e hijos, destino y libre albedrío, contada con un despliegue técnico impecable y combates refinados respecto al juego anterior. Muchos críticos señalaron que est título perfeccionaba cada aspecto de su predecesor, y su elenco de personajes (Thor, Odín, Angrboda y compañía) dejó huella.
Cuando llegó la hora de la verdad, la decisión fue complicada. Algunos medios destacaron que Ragnarök incluso ganó más premios totales que el oteo título esa noche, llevándose categorías como Narrativa, Música, Interpretación
pero el juego de FromSoftware con su innovación y escala incomparable obtuvo el GOTY. Horizon Forbidden West, otra nominado relevante, volvió a quedar en la sombra (ironías del destino, nuevamente opacado como su precuela lo fue en 2017, esta vez ante Elden Ring y GoW). También competían Stray (el indie del gatito callejero futurista que conquistó internet), A Plague Tale: Requiem (drama medieval desgarrador) y Xenoblade Chronicles 3 (JRPG aclamado), pero la atención se centró en el duelo de titanes.
2023 'Baldurs Gate 3' triunfa en un año de leyenda
Llegamos a 2023, considerado por muchos como uno de los mejores años en la historia del videojuego por la cantidad y calidad de títulos lanzados. La categoría Juego del Año enfrentó a seis nominados formidables: Baldurs Gate 3,The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, Marvels Spider-Man 2, Resident Evil 4 (remake), Super Mario Bros. Wonder y Alan Wake 2. En cualquier otro año, varios de ellos habrían sido favoritos claros; de hecho, se comentó que prácticamente cualquiera de los candidatos podría haber ganado en otro año. Pero 2023 no era un año cualquiera, y finalmente el galardón fue para el título de Larian Studios el colosal RPG que redefinió el alcance y la libertad en los juegos de rol.
La victoria de este juego no fue precisamente una sorpresa (llegó con el cartel de obra maestra moderna), pero sí significa que Tears of the Kingdom, la secuela del aclamado Zelda: BOTW, quedó sin la corona. Aunque TOTK maravilló con sus mecánicas de construcción y una Hyrule expandida verticalmente, el jurado se inclinó por la profundidad narrativa y sistémica de BG3. De hecho, fue celebrado por llevar la narrativa interactiva a un nuevo techo: cientos de horas de contenido, decisiones con consecuencias en cada rincón, personajes memorables (el fandom se volvió loco con Astarion) y un nivel de detalle en el diseño de misiones que roza lo insondable. Por su parte, Tears of the Kingdom contó con la adoración de millones de fans de Zelda, que lo gozaron forjando sus propios artilugios y viviendo aventuras muy creativas. Sin embargo, quizás al ser una secuela continuista (aunque excelsa) no tuvo el mismo factor wow innovador que su predecesor de 2017, lo cual pudo influir en la votación.
Otros juegos destacados quedaron coronados solo en sus géneros. Alan Wake 2, por ejemplo, ganó premios de Mejor Narrativa y Dirección, aclamado por su atmósfera de terror y su audaz metahistoria, pero en GOTY cedió ante los gigantes de RPG y aventura. Spider-Man 2 y Mario Wonder representaron lo mejor de las experiencias divertidas y familiares. Ambos fueron nominados merecidamente, aunque era difícil que compitieran con producciones más de peso en la balanza de los votantes. Resident Evil 4 Remake demostró también que un remake puede colarse entre lo mejor del año, reviviendo un clásico con maestría; pese a ello, su destino era aplaudir desde la terna.
Al final, Baldurs Gate 3 se llevó el premio mayor de 2023, y el discurso de sus desarrolladores Larian celebró el hecho de que un juego de rol profundo y sin concesiones lograra conquistar a todos. El rey sin corona de este año podría decirse que es Zelda: Tears of the Kingdom, por la enorme expectativa que tenía detrás y el fervor de su base de fans. No obstante, pocos podían objetar el resultado: BG3 y TOTK obtuvieron tantísimos premios en otros certámenes a lo largo del año que ambos se consolidaron como clásicos instantáneos. 2023 fue un año de ensueño para jugar, y un año en que, como decíamos, cualquier nominado hubiera sido un digno ganador.
2024 'Astro Bot' conquista el GOTY en el año de los raros y los olvidados
En 2024 The Game Awards llegaron a su undécima edición con un ambiente curioso: no había un Baldurs Gate 3 clarísimo, pero sí un ramillete de candidatos muy diferentes entre sí, desde blockbusters japoneses hasta indies rarísimos y expansiones de juegos ya consagrados. La categoría de Juego del Año quedó formada por Astro Bot, Final Fantasy VII Rebirth, Metaphor: ReFantazio, Balatro, Black Myth: Wukong y Elden Ring: Shadow of the Erdtree.
El ganador fue Astro Bot, el plataformas de Team Asobi para PS5 que muchos veían de entrada como el simpático de la lista, pero que terminó convertido en el gran triunfador de la noche: se llevó el GOTY y otros tres premios, siendo el juego con más galardones del año y el tercero de Sony en ganar Juego del Año tras God of War (2018) y The Last of Us Parte II (2020). En prensa se destacó su condición de homenaje a 30 años de historia de PlayStation, su precisión de relojero en el diseño de niveles y esa filosofía de juguete total que aprovecha cada función del DualSense sin parecer un simple tech demo. Para muchos, fue el equivalente moderno a los grandes plataformas de mascota de los 90, pero filtrado por una sensibilidad de museo interactivo de la propia marca.
El principal juegazo perdedor de 2024, al menos sobre el papel, fue Final Fantasy VII Rebirth. Durante meses se habló de él como el gran favorito al GOTY: llegó con un Metascore en torno al 92-93, catalogado como aclamación universal, y varios medios lo presentaron como el mejor Final Fantasy en más de dos décadas. Críticos especializados subrayaban que Rebirth no solo ampliaba lo visto en Remake, sino que lo hacía más ambicioso en todo: mundo más amplio, combate más pulido, una narrativa que se atrevía a desviarse del original y un tono que oscilaba entre el drama y lo absurdo con una facilidad pasmosa.
En comunidades de fans, el consenso era similar: es una locura que algo así no se lleve el GOTY al menos una vez, se leía en hilos de Reddit y X. La lectura general después de la gala fue que Astro Bot ganó por ser más redondo y accesible, mientras que Rebirth se mantendrá como el GOTY moral de quienes crecieron con el RPG de Square.
Otro contendiente que llegó con muchísimo ruido fue Black Myth: Wukong, el enorme action RPG chino basado en Viaje al Oeste. En crítica se movió en torno al sobresaliente, con una nota en Metacritic en la horquilla del 80 alto, pero su recepción fue mucho más compleja: elogios a su combate, animaciones y escala, mezclados con quejas por sus picos de dificultad, problemas de rendimiento y un fuerte review bombing en Metacritic que abrió un debate sobre el sistema de notas y los prejuicios hacia desarrolladoras chinas.
El propio CEO de Game Science llegó a criticar públicamente los criterios de The Game Awards y a confesar que llevaba dos años con un discurso preparado para un hipotético GOTY, algo que muchos interpretaron como señal de frustración tras irse de vacío en la categoría grande. Que streamers y figuras visibles del sector comentaran que no ganar parecía casi un robo solo reforzó la percepción de que Wukong fue uno de los grandes derrotados simbólicos de 2024, incluso a pesar de irse con un par de premios técnicos bajo el brazo.
Frente a ese despliegue de músculo técnico, Balatro jugó otro partido. Este roguelike de construcción de mazos basado en póker se coló en la categoría de Juego del Año como representante de lo raro y lo obsesivo: un título hecho por una sola persona, que parecía pensado para sesiones rápidas y acabó pegado al cerebro de medio sector. Su nominación ya fue noticia, y terminó la noche con tres premios, compartiendo segundo puesto en el palmarés con Metaphor: ReFantazio y demostrando que un diseño de bucle jugable casi perfecto puede competir de tú a tú con superproducciones millonarias.
En medio de todo esto estaba Elden Ring: Shadow of the Erdtree, la primera expansión nominada jamás a Juego del Año en The Game Awards. Su presencia en la lista desató uno de los debates más jugosos del año: desde 2024, el reglamento permite que DLC, remakes y remasters también compitan por el GOTY, algo que causó tanto entusiasmo como rechazo. Varios artículos defendieron que una expansión como Shadow of the Erdtree más grande que muchos juegos completos, con nuevas zonas, jefes y capas de lore merece el mismo peso que un título independiente; otros criticaron que se abriera la puerta a que contenidos derivados acapararan espacio de juegos nuevos. Sea como sea, su nominación subrayó el impacto duradero de Elden Ring y reforzó la idea de que FromSoftware juega en su propia liga incluso cuando lanza DLC.
El último gran miembro de la terna, Metaphor: ReFantazio, llegó como el representante del JRPG de nueva generación. Firmado por parte del equipo creativo de Persona, se plantó en 2024 con seis nominaciones y terminó llevándose tres premios, incluido Mejor Narrativa, lo cual es muy significativo en un año en el que Rebirth también estaba en la contienda. Narrativamente más oscuro y político, con un mundo fantástico completamente nuevo, Metaphor se ganó a la prensa por su forma de mezclar sistemas complejos de rol con una puesta en escena muy estilizada. Aunque no logró el GOTY, su desempeño fue tan sólido que muchos lo consideran el tapado de 2024, ese juego que acabará creciendo con el tiempo y transformándose en título de culto, más allá de los titulares inmediatos.
Y, como siempre, 2024 también tuvo sus olvidados. El caso más citado fue Helldivers II, el shooter cooperativo de Arrowhead que se convirtió en uno de los fenómenos del año por su humor marciano, su diseño de misiones emergente y su comunidad entregadísima. No estuvo nominado a Juego del Año y varios medios lo calificaron abiertamente como el gran ignorado de The Game Awards 2024, pese a que el juego sí rascó un par de galardones en categorías de multijugador y juego en activo. También se discutió la casi ausencia de Dragon Age: The Veilguard, del que Polygon hablaba como el gran olvidado de las nominaciones; aunque en este caso la comunidad estaba bastante más dividida sobre si el juego realmente merecía estar en la terna principal. En comparación, Helldivers II sí se convirtió en el símbolo claro de lo que no entra en GOTY aunque medio internet lo esté jugando.
Los más olvidados: grandes juegos que ni siquiera fueron nominados
No podemos cerrar este recorrido sin mencionar a esos juegazos que ni siquiera lograron una nominación a Juego del Año en The Game Awards, a pesar de la aclamación crítica o el amor de los fans. Cada año suele haber polémica por uno o dos títulos que quedan fuera injustamente del GOTY, ya sea por cuestiones de fechas, género o simple competencia feroz. Estos son algunos de los casos más sonados de olvidos en la historia de TGA:
Fire Emblem: Three Houses (2019) Un aclamado JRPG táctico de Nintendo que, pese a su éxito de crítica, no estuvo nominado a GOTY. La reacción de sus fans fue tan intensa que se organizaron para votarlo masivamente en la categoría Players Voice (100% voto popular), ¡y lo ganaron! Three Houses obtuvo el 45% de los votos del público, superando a todos los nominados oficiales. Fue una forma de protestar por su ausencia, demostrando el cariño popular hacia este título, considerado uno de los mejores RPG de su generación.
Forza Horizon 5 (2021) Como mencionamos, la ausencia de este juego de carreras fue muy polémica. Con nota media de 92 y elevando el techo técnico de los sandbox de conducción, muchos lo veían fijo en la terna. La explicación oficial fue la fecha de lanzamiento (muy cercana a la votación y pocos jurados lo habían jugado a tiempo), aunque también se discutió si el género de carreras tiene un techo para el GOTY. Al final, este fue el juego mejor puntuado del año que no figuró entre los nominados (un caso similar ocurrió en 2018 con Forza Horizon 4, también ignorado a pesar de su calidad). Este olvido reavivó el debate sobre la diversidad de géneros en los premios.
Devil May Cry 5 (2019) Capcom regresó por todo lo alto con esta entrega de DMC, aclamada como uno de los mejores hack and slash de la historia reciente. Aunque ganó el premio a Mejor Juego de Acción en TGA 2019, sorprendentemente no fue nominada a Juego del Año, lo que algunos medios señalaron como un snub importante. DMC5 tenía un 88 en Metacritic, legiones de fans felices con el retorno de Dante, pero quedó eclipsado en año de altísima competencia.
Disco Elysium (2019) Este RPG isométrico indie consiguió cuatro premios en TGA 2019 (Narrativa, Indie Debut, RPG, etc.), empatando un récord, y aun así no estuvo nominado a GOTY. Varios periodistas expresaron que fue una omisión injusta, probablemente debida a su perfil indie y lanzamiento más discreto. Hoy Disco Elysium es de culto por su narrativa revolucionaria y merece ser recordado entre los grandes de 2019, con o sin nominación.
NieR: Automata (2017) Uno de los juegos más queridos de 2017, que combinaba acción trepidante con reflexiones filosóficas, tampoco apareció en la lista principal. Sí fue nominado en categorías de Música, Narrativa y RPG en TGA, ganando Mejor Banda Sonora, pero muchos fans consideraron que merecía disputar el GOTY en la terna principal. Su ausencia se sintió especialmente entre la comunidad japonesa y amantes de los juegos de autor de Yoko Taro.
Half-Life: Alyx (2020) Valve sorprendió al mundo con este título VR que muchos catalogaron como el mejor juego de realidad virtual hasta la fecha, e incluso uno de los mejores shooters narrativos del año. Pese a ello, no entró en los nominados a Juego del Año 2020, posiblemente por la barrera de la VR (no todos los jurados pudieron experimentarlo). Queda la sensación de que, de haber sido un juego tradicional de PC/Consola, Alyx habría tenido serias posibilidades en GOTY por su calidad de diseño y atmósfera.
Otros casos notables fueron Undertale (2015), el indie RPG que se volvió fenómeno cultural, se quedó fuera de los nominados GOTY a pesar de su altísima valoración por los jugadores. Persona 5 Royal (2020), relanzamiento ampliado de Persona 5, fue de los mejor calificados del año pero no entró por ser técnicamente una versión de un juego previo. Gran Turismo 7 (2022) otro de conducción de gran calidad tampoco estuvo en GOTY. Y en 2023, títulos muy esperados como Starfield (el RPG espacial de Bethesda) no lograron candidatura, en este caso porque su recepción crítica fue más tibia de lo previsto.
A lo largo de los años, The Game Awards nos han dado tanto momentos de celebración como de controversia. Por cada juego que alza el trofeo de Juego del Año, hay varios títulos que dejan huella igual de profunda en la industria y los jugadores. Ya sea por decisiones de diseño innovadoras, por narrativas que nos hacen sentir y pensar, o por el simple hecho de divertir a millones, estos juegos demuestran que el valor de una obra va más allá de un premio. La historia de los GOTY perdidos es, en el fondo, la historia de la riqueza y diversidad del medio: a veces gana el favorito, a veces la sorpresa, y a veces grandes títulos quedan fuera de foco injustamente.