No me juzguéis si esta noche me trago La isla de las tentaciones. Al menos, Montoya me divierte. 😉

Hoy es el #DíadeRosalía. Como los billetes de quinientas pesetas han desaparecido y tampoco son horas para tomar tequila (ni vino, que ya os conozco), lo celebraré leyendo sus poemas, que no vuelan y reconfortan el corazón.

VOLÓ (Roberto Brasero diría que fuertes vientos en la zona de Levante, pero ya me conocéis y sabéis que tengo aspiraciones de juntaletras).
La cara de panoli que se me quedó forma parte del anecdotario familiar.

En la terraza de un noveno piso de un bloque de apartamentos playeros, comencé a chulear de mi billetaco delante de mis hermanos.
Y Rosalía, mi Rosalía azulada, no sé sin con el ansia de volver a tierras gallegas o que el calor mediterráneo le aprisionaba el alma,

Unas vacaciones en el Mediterráneo, vete a saber por qué, mi padre me dio un billete de quinientas pesetas. Un pastizal para una mocosa. Ya sabéis que soy la hermana pequeña, por lo tanto, la porculera.

Sol, pipas, risas y besos, el combo perfecto. Acabo el café y decido que es buena idea bajar a comprar pipas. Porque tengo el sol, las risas y los besos, sin ser 14 de febrero. La cita perfecta.
#SanValentín

Se tocan levemente, como solo se hace en esas primeras veces. Se besan más, con esas ganas de las primeras veces. Siguen con las pipas y con las risas. Siguen con los besos.