Me resulta difícil gestionar y escuchar a mis emociones, separadas de un marco lógico o racional.

Cuesta dar espacio a que puedan expresarse, sintiéndome mal por estar triste, enfadado o confundido por tratar de ser lo más empático que puedo por la otra parte.

No ha pasado una semana y mi cabeza lo siente como si hubiesen sido meses.

Puedo. Por lógica, sé que puedo. Que las cosas van a cambiar. Que van a ir a mejor.

Pero qué perdido estoy ahora. Futuros, ilusiones, sueños. Esfumados todos y cada uno de ellos.

Yo es que me cago en todo.

Sinceramente, estoy un poco hasta las narices de los típicos reels "Por qué hay hombres de 30 años solteros" (y derivados) que, en muchas ocasiones, no son más que justificaciones o evasivas por una falta de madurez emocional a-bra-si-va.

Siempre hay una excusa para desviar la atención.

El problema a veces no es reconocer que no uno está bien -que está triste, vaya- sino no saberse capaz de capear el temporal que viene detrás.

Recuerdo que, allá por 2020, la primera vez que tuve el valor de afrontar lo mal que estaba mi autoconcepto, estuve como dos semanas llorando sin parar.

Uno no puede cuidar el gasto mensual si a cada esquina encuentra una novela (más) basada en las Hermanas de Batalla.

Con el capítulo 220 de Vinland Saga se termina una historia, pero no la lucha. Esperando con ganas la próxima obra de Makoto Yukimura.

Edimburgo es una ciudad que personifica el principio heracliteo.

En un período no superior a los diez minutos, tienes un AMRAP de cielos despejados y soleados, aguaceros y, si se tercia, un poco de granizada. Dos o tres series garantizadas.

Si es que me encanta este país.

Cuaderno de bitácora:

(XXVIII/III/MMXXV)

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Ahora sólo queda poder ingresar en las aplicaciones con mi cuenta.

Lo importante está hecho al menos.

Cuaderno de bitácora:

(XXVIII/III/MMXXV)

Dos de tres.

Se empieza a vislumbrar la luz al final del túnel.

Nunca pensé que diría esto, pero toca agenciarse una agenda para apuntar todos los detalles de las cuentas.

Que con el paper free lo más probable es que, cómo no (en cursiva), los pierda.

Como nota aparte, aunque tengo una tendencia desmedida a procrastinar con redes sociales como esta, la única conclusión que saco de mi interacción con ellas es lo que echaba de menos escribir. Dedicarme un espacio, sin que importe su formato, en el que expresarme sin más.

Cuaderno de bitácora:

(XXVIII/III/MMXXV)

Uno de tres objetivos completados.

Cuenta registrada con British Gas.

Quedan el internet y los Council Tax.

Seguimos.

Cuaderno de bitácora:

(XXVIII/III/MMXXV)

Primer bache en el camino.

Un error paraliza el sistema informático.

Lo mismo ocurrió la primera vez, antes de ayer.

Durante el segundo, tuve que abandonar el intento por no llegar tarde a un compromiso.

¿Es esto una señal? ¿Un mensaje de los hados?

Desde que Jose regresó a España, decidí hacerme cargo de las facturas y los gastos del piso (que compartiré con otra persona, ya quisiera yo tener suficiente capital para vivir solo).

Toca llamar a British Gas, Sky y al Council a lo largo del día de hoy. Recen por mí para dejarlo finiquitado hoy.

Realmente hace casi un mes que me afeité. Pero dado que me cuesta verme bien en selfies, hasta que encuentre una que no me causé los siete males, creo que esta tendrá que bastar.