Esa peli es una tapadísima: de “ostia, qué horror, una cursilada con niña repelente” a “joder, es que el pobre gato solo tiene un ojo y la niña se merece otra vida pero no sé si es mejor una o la otra y qué asquerosa la abuela pero algo de razón tiene”.

Un poco decepcionado de que Kiri no soltara una “get away from herir you BITCH” en la pelea con la bruja, la verdad.

Pero todo lo relativo a los Fremen es clarísimamente arabesco: los nombres, la vestimenta, los actores racializados, vivir en un desierto esquilmado por un Imperio… quizá está rebajado respecto a la novela (no la recuerdo bien), pero vamos, que escondido no es que esté mucho.

Me interesa esa supuesta supresión que dices, porque yo creo que más claro no puede estar, y estaba mucho más enterrado en la de Lynch. Hasta el lenguaje parece beduino.

Xiaomi no tiene marketing, es una tecnológica indie.

Y lo que más me gustó es que Verhoeven está por todas partes: en el feísmo, en el trazo grueso, en la violencia absurda, en la hipérbole actoral, en el ochenterismo de fondo, en la profunda ironía desesperada. Wright se esfuerza en tirarte a la cara la idea de la IRA como única y legítima respuesta.

Hay una apuesta estética interesante, a medio camino entre el cybernoir genérico y el feísmo de Verhoeven, que cuando cuaja piensas que tiene todo el sentido: en una sociedad tecnológicamente avanzada pero ideológicamente estancada, es normal que convivan drones autónomos y cintas magnéticas...

Luego hay un director: alguien tomando decisiones para explicarte esas cosas de manera más clara y entretenida posible. Wright se aleja un poco de su estilo para ser un pelín más convencional, pero hay momentos que se notan pensados en serio (parte de la persecución sólo oída desde el maletero)...

Yo en clase dije una vez “Timotei Bechamel”. No lo pilló nadie, pero el susto me lo llevé.

Eso está difícil porque para el alzamiento de bienes si hay parentesco se nota más.