Penélope luchará contra esta deshumanización y tratará de reconectar con lo humano. Por esto, no es solo una obra de ciencia ficción, también funciona como un espejo de nuestras emociones y miedos más profundos.

Es por ello que las cápsulas espaciales se convierten en un símbolo de opresión sistémica y de aislamiento emocional. Cada cápsula es una burbuja que aleja un poco más de la colectividad a la Humanidad.

Encontraremos temas como la preocupación ambiental, la deconstrucción de la maternidad y el horror existencial. Tiene ecos de Lovecraft y de Lem y con ellos la autora explora la búsqueda de algo más cuando todo parece perdido.

Lo que comienza siendo una space ópera se torna en un complejo metaliterario y experimental donde se exploran múltiples realidades, el espacio-tiempo y la maternidad fragmentada a través de una especie de existencia cuántica.

La Humanidad ha abandonado la Tierra y con esta premisa distópica conocemos a Penélope, una madre que se lanza al caos del espacio para encontrar a su hijo, pues solo adultos con un niño a cargo pudieron salir del planeta.

Faraona de las letras, emperatriz de los textos, reina de la bondad... Abrazo fuerte, próximamente en vivo, espero 🫂

Y el cerebro 😂

Es que era para vender algo positivo y afrontarlos con salud..., pero vaya metida de pata.

Ah! Vale 😂. Eso sí, aunque queda alguna cosa suelta: te recomiendo el botánico de la Complutense, está bonito lo que ponen de Navidad para mayores y peques; pero sí, el centro y la gentrificación de algunos barrios nos comen.

Madrid es muy grande, hay muchos sitios que no están tan llenos, pero hay que descubrirlos poco a poco. Por ejemplo, el parque del Capricho, si no lo conoces te lo recomiendo 😊 También tienes en Plaza de Castilla, en la Fundación Canal una exposición sobre cine y expresionismo alemán, gratis 😊

Llevo un tercio y no está mal, pero es cierto que otros empezaron mejor.

Sí, sí, me atreveré 😊. Ya te contaré.

Y entre estas confusiones bien transmitidas al lector también trasciende una atmósfera con muchos filamentos por conectar y que cada uno puede hacerlo desde su propio existencialismo. Esa es la verdadera magia de esta obra para mí.

En definitiva, el autor conecta con el deseo de cualquier humano de ser uno mismo y vivir una vida plena, pero lo hace a través de humanoides, diseños que toman conciencia por lo que se adivinan otras muchas preguntas.

El ritmo avanza como en la pieza de Bartok y se vuelve vertiginoso al igual que las dudas y las cuestiones sobre la individualidad y los propios deseos o la necesidad de encontrar una identidad propia.

Tan solo este grupo de ocho, junto con el personal de seguridad y los directores de los centros, que sí son humanos de nacimiento, forman parte de la muestra de una Humanidad destrozada por la preocupación por crecer y enriquecerse.

Estos cerebritos, ingenieros o cafeteras como también los llaman, fueron diseñados para extraer un valioso elemento de la luna de Agarttha.