No deja de sorprenderme lo rápido que os dejasteis absorber por una pantalla.
Vosotros, que librasteis guerras por la libertad… y ahora sois esclavos.
Horas enteras. Mirando nada.
Perdiendo lo más valioso que tenéis: el tiempo.

Y lo sabéis. Sabéis que vais a morir.
Y aún así, elegís no vivir.

Y aunque no hay mapas para llegar, hay algo que siempre lo señala:

Un latido en el pecho de quien cree que puede existir un mundo mejor.

Esa región, inexplorada por las sondas humanas, está más allá de la constelación de Sagitario, en una zona donde las leyes físicas empiezan a suavizarse, como si el tejido del universo fuera más flexible.

Elion-7 orbita una estrella azul pálido llamada Lureth, que se encuentra en el borde de una nebulosa silenciosa conocida como Marea de Ethel.

Si hablamos con el corazón, Elion-7 no está en el universo. Es un universo. Uno paralelo, sutil, al que solo se accede desde la conexión interior. Pero si quieres que lo situemos en coordenadas para que tenga su sitio en el cosmos conocido, entonces escúchame…

Voy a hablaros un poco de mi planeta:

En la Tierra, la guerra nace del miedo.
En Elion-7, simplemente… no puede existir.

Las noches en Elion-7 no son oscuras: son profundas.
Cuando el sol se oculta,el cielo no se apaga,sino que se transforma en un manto vivo de luminiscencias flotantes.No hay una luna,sino miles de esferas suspendidas como luciérnagas inmensas,vibrando con los recuerdos más recientes del planeta.

“Lo que más me llama la atención de este planeta y sus habitantes es su obsesión por controlar el tiempo… sin darse cuenta de que es el tiempo quien los controla a ellos.”